jueves, 14 de octubre de 2010


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CRISTIANO-MESIÁNICOS



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En hebreo, la palabra varón es “ish” mientras que mujer es “ishá”:

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Si analizamos estas dos palabras y las comparamos surge una enseñanza fundamental: ambas palabras tienen 2 letras en común: la “alef “y la “shin”, que juntas forman la palabra “esh” o fuego:

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Y queda en cada palabra una letra:

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* la “iud” en el varón
* la “hei” en la mujer

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Es decir, la mujer tiene para ceder la “hei” y el hombre tiene para ceder la “Iud” en su relación matrimonial. Y ambas forman el nombre de Dios/Elohim:

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La Palabra nos dice rotundamente que cuando un hombre y una mujer se unen en matrimonio forman “una sola carne” (Génesis 2:24), esto es, una unidad indisoluble. Pero para que esa unión sea completa a los ojos del Creador tiene que haber un intercambio profundo entre la “iud” del hombre y la “hei” de la mujer. De lo contrario no son “una sola carne”, una unidad a los ojos de Dios. Hay algo mas entonces que una relación de hombre y mujer en el matrimonio según el designio del Altísimo. Dice Eclesiastés 4:12:



“un cordón de tres dobleces no se rompe pronto.



A los ojos de Dios/Elohim el matrimonio es entonces cosa de tres: hombre + mujer + Dios. Por eso debemos celebrarlo ante un altar.



Ahora bien, estas cosas se ven con ojos espirituales. Si miramos la relación matrimonial solamente con ojos carnales lo que prevalece es el fuego, la pasión, que se agota rápido. El matrimonio según el designio de Dios/Elohim incluye el auxilio del Espíritu que permite superar todas las dificultades, vencer todas las crisis, acallar todas las tempestades. Y además agrega un nuevo perfil para la meditación de Dios en nosotros.



Hoy vivimos un tiempo en que el matrimonio se ha vaciado de significados - hasta se le llama "relación de pareja", lo que expresamente excluye a a Dios de la relación hombre/mujer -. Y vemos que los divorcios superan a los matrimonios en muchos países de la "cristiandad", educados en el conocimiento de un Dios al que dieron la espalda. Vivimos además un tiempo de "violencia domestica" como los que solo hubo antes del colapso de civilizaciones enteras en el pasado. Todo porque hemos dejado de ver e invocar a Dios en esa relación básica de la sociedad. Y entonces la frágil barca del matrimonio naufraga a la menor tempestad. La cuerda que no tiene tres hilos, sino dos, se rompe con facilidad.



Y la Palabra además nos pide y ordena “no unirnos en yugo desigual con los incrédulos” ya que esta relación desigual bloquea el intercambio entre la “iud” y la “hei”, la presencia refrescante de la gracia de Dios que eleva el matrimonio al nivel de un modelo divino. Leámoslo:



“No os unáis en yugo desigual con los incrédulos...
¿qué compañerismo tiene la justicia con la injusticia?
¿Y qué comunión, la luz con las tinieblas?
2 Corintios 6:14



Y leamos también el consejo del apóstol Pedro:



“Vosotros, maridos, igualmente,
vivid con ellas sabiamente,
dando honor a la mujer como a vaso más frágil
y como a coherederas de la gracia de la vida,
para que vuestras oraciones no tengan estorbo”.
1 Pedro 3:7



Esto quiere decir que aún las oraciones de los conjugues – especialmente la del marido - son “estorbadas” si no se entiende el matrimonio según el Propósito y Diseño de Dios/Elohim.

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Digamos aquí que Dios/Elohim - YaHVéH - entiende los pactos con su pueblo como un Pacto matrimonial. Y en este pacto Él es el Marido y su pueblo elegido la Esposa. Cuando su pueblo abandona la relación con su Hacedor, Marido y Redentor (Isaías 54:5) se produce una rotura profunda y prevalece entonces el fuego consumidor. Esto fue lo que sucedió con el Primer Pacto, tanto por parte de la "casa de Israel" como por parte de la "casa de Judá", que juntas componen el ISRAEL de doce tribus. Pero YaHVéH es un Dios de pactos y cuando el pacto del Sinaí quedó "invalidado" Él anunció que vendría uno nuevo que recompondría la relación con un remanente santo de su pueblo:


"Vienen días, dice YaHVéH,
en los cuales haré un nuevo pacto
con la casa de Israel y con la casa de Judá.
No como el pacto que hice con sus padres
el día en que tomé su mano
para sacarlos de la tierra de Egipto;
porque ellos invalidaron mi pacto,
aunque fui yo un marido para ellos,
dice YaHVéH".
Jeremías 31:31-32


Por eso el Nuevo Pacto es un Pacto para un nuevo Matrimonio, en el que la iglesia fiel - el "trigo" de la membresía de las iglesias de Cristo - es la Novia que acudirá a las bodas celestiales con el Cordero de Dios. Así YaHVéH volverá a desposarse con su pueblo que será una Esposa amada y fiel que vivirá eternamente con Él.


La unión matrimonial - en la cual está inscripto el nombre de Dios - es entonces la sombra de un misterio mucho mas profundo de aquello que la banalidad de este mundo nos quiere hacer creer. Y este misterio envuelve nada menos que la relación de YaHVéH con su pueblo escogido.


Y su debilitamiento hoy representa la gran apostasía, la gran rebelión del hombre contra su Dios especialmente en la llamada "cristiandad" - formada por la descendencia de Israel/casa de Israel - que no puede excusarse de no conocerlo.

Pero un remanente de los que hoy viven escuchará el llamado a las bodas del Cordero (Ap 19:9) y sera "raptado" al cielo antes de que el fuego consumidor de la Ira acabe con el mundo impío. Serán días terribles en la tierra, tanto que no podemos siquiera imaginarlos. Pero quienes pertenecemos al pueblo escogido - que esta abierto a todos - tenemos el llamado de nuestro Marido celestial para escapar de este horror rumbo a un mundo lleno de Su Gloria que nos espera:


"Convertíos, hijos rebeldes, dice YaHVéH,
porque yo soy vuestro esposo: y os tomaré...
y os introduciré en Sión"
Jeremías 3:14



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Ver: "El nuevo Matrimonio de la desamparada"

"Divorcio y nuevo Matrimonio de Efraín:
las bodas del Cordero"

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